Derechos humanos en Egipto

La venganza del régimen

Aumenta la presión sobre las organizaciones de la sociedad civil.

Desde hace más de tres décadas que Aida Seif al-Dawla hace frente a lo que las instituciones estatales pueden infligir a las personas, tanto física como psicológicamente. En 1984, esta psiquiatra fundó el New Women Research Center en El Cairo, para combatir la práctica de la mutilación genital y la persecución de las mujeres. En 1993, junto con otras tres colegas de ideas afines, fundaron el Centro El Nadeem para la rehabilitación de personas víctimas de la violencia y la tortura por parte del Estado. Desde entonces, las activistas proporcionan ayuda médica y psicosocial a las víctimas, documentan los casos y defienden públicamente su posición a favor del respeto de los derechos humanos. Cuando se inició la Primavera Árabe en El Cairo, floreció la esperanza de lograr un cambio. Pero la esperanza fue un engaño. Sobre la restauración bajo el Presidente Abd al-Fattah as-Sisi y la situación actual, Dawla opina: “La situación está peor que nunca. Han regresado al poder las antiguas fuerzas.”

Bajo las órdenes del antiguo jefe del servicio de inteligencia militar, la arbitrariedad en las cárceles ya no tiene límites, expresa Dawla una mujer de 61 años de edad. Tanto ella como sus colegas del Centro documentaron violaciones a los derechos humanos también en 2015. Es dramático el balance, con cientos de muertos, desaparecidos y torturados. En medio del furor del nuevo antiguo Egipto, el Centro intenta mantenerse como una especie de contrapeso: una organización en la cual cuatro mujeres se turnan en el rol de líderes, un espacio donde las víctimas pueden encontrar protección, pero también un centro de defensa que aboga sin cesar por el derecho de toda persona a su integridad.

Por esta valiosa labor, Dawla ha sido galardonada internacionalmente en repetidas oportunidades. Pero el espacio político en Egipto se reduce cada vez más, lo cual se debe en especial a que tanto la Unión Europea como los Estados Unidos de Norteamérica se hacen de la vista gorda siempre y cuando el régimen garantice la estabilidad política. En 2013, las autoridades egipcias prohibieron el contacto de las ONG nacionales con organizaciones extranjeras, mientras no cuenten con la previa autorización de los órganos de seguridad del Estado. Y hace poco ocurrió lo previsible: el Ministerio de Salud retiró la licencia a El Nadeem. El delito: “Trabajo ilícito a favor de los derechos humanos”, por que las activistas no solamente curan las heridas, sino también denuncian públicamente los hechos. Dawla y sus colegas conocen bien todo esto, de los sabotajes y las intimidaciones, pero no piensan desistir.

Christian Sälzer

medico y sus socios en Egipto

Egipto ha pasado por años de fluctuación entre el resurgimiento y la restauración. No obstante, iniciativas de base mantienen vivo todavía el espíritu del levantamiento democrático. Junto con el Centro El Nadeem, medico fomentó en 2015 la evaluación del proyecto Urban Health, en el asentamiento humano marginal Ezbet El Haggana a través de la Fundación Al Shehab, el fortalecimiento del derecho a la salud de los refugiados a través del Center for Refugee Solidarity, y el trabajo de la Association for Health and Environmental Development (AHED) y DSC para los comités locales de salud.

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Publicado: 21. septiembre 2016

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