Haití

En medio de la contienda

El asesinato del presidente, el terremoto y la lucha para hacer frente a la catástrofe - Entrevista con Pierre Esperance.

Es difícil contactar a Pierre Esperance. El activista por los derechos humanos, al que conozco desde hace años como compañero político de medico, se encuentra desde febrero en un estado de excepción permanente, tanto personal como políticamente. Él, junto con otras voces de la sociedad civil haitiana, ha demostrado la ilegitimidad de la prolongación arbitraria del mandato de Jovenel Moïse, ex-presidente asesinado de Haití. De manera incansable, Pierre se ha apoyado en sus contactos con la finalidad de ocasionar un giro en la política internacional. Esta, con Estados Unidos bajo el mando, se posicionó siempre a favor de Moïse, aún sabiendo que este dotaba de armamento a bandas criminales y las empleaba en contra de opositor@s indeseables, entre ell@s Pierre Esperance. Él ha recibido varias amenazas de muerte de gravedad y ha tenido que trasladar a su familia fuera del país. Durante nuestra conversación vía Skype, él se encuentra en su oficina, espacio al que irrumpieron miembros de bandas criminales durante la primavera, pistola en mano, para respaldar así sus amenazas. En el momento en que lo cuestiono acerca de su situación, él hace un gesto negativo y me pregunta por mi vida personal. Durante nuestra conversación, el teléfono no deja de sonar, mientras que sus colaborador@s entran y salen de su oficina. La única razón por la cual él se encuentra momentáneamente a salvo es que aquellos que lo amenazaron hoy sólo están interesados en esclarecer el asesinato del presidente.

La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) acaba de publicar un informe detallado sobre el asesinato del presidente Jovenel Moïse. ¿Cuáles son sus hallazgos más importantes?

Fue muy difícil redactar este informe. Los sospechosos provienen de varios países: Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Haití y República Dominicana. Según nuestras investigaciones, algunos colombianos que se trasladaron a Haití con motivo del atentado estaban en contacto con autoridades haitianas. En la casa del presidente se encontraban 23 oficiales de policía encargados de su custodia. Además había dos unidades de policía, que se encargan del patrullaje del entorno inmediato de la casa del presidente.  Sin embargo, cuando arribaron los asesinos nadie opuso resistencia. Por ello, nuestro informe lleva como subtítulo: “Cómo Jovenel Moïse fue entregado a sus asesinos”. Según nuestras averiguaciones, Moïse llevaba dos semanas sin salir de su domicilio; en varias ocasiones, él hizo salir al convoy presidencial sin estar a bordo. Había amenazas de un posible atentado, ya fuera durante su trayecto al Palacio Nacional o en su lugar de trabajo. Asesinarlo en su casa era, a todas luces, el plan C. Tenemos el testimonio acerca de una llamada de uno de los asesinos, en la que describe detalladamente la apariencia de Moïse, para cerciorarse de asesinar a la persona correcta. Después de estos acontecimientos, los Ministros del Interior y de Justicia tendrían que haber renunciado, pues simple y sencillamente no hicieron nada para proteger al presidente.

¿Qué dice el Core Group, principal proveedor de fondos extranjero de Haití y en el cual se encuentran Estados Unidos, la UE y Alemania, sobre estas recriminaciones?

Para nosotr@s, la posición del Core Group resulta completamente incomprensible. Por su obra y gracia hay un nuevo gobierno con las mismas caras de siempre. El Core Group ha definido también quién será el presidente interino; con la misma autoridad pudo haber exigido la renuncia de ambos ministros. A ello se suma que, según nuestras investigaciones, existió contacto telefónico entre uno de los arrestados y altas esferas del aparato gubernamental. Es evidente que existía una conexión entre los perpetradores y los círculos del gobierno.

¿Cuál fue la reacción de la población haitiana frente al magnicidio?

El asesinato de Jovenel Moïse representó un shock para nosotr@s. Si bien Moïse no contaba con aceptación y la mayoría de personas políticamente activas lo rechazaba tajantemente, nadie se imaginaba que alguien podría asesinarlo. Este acontecimiento nos impactó profundamente, pues para mi generación algo así resultaba impensable. Aún más inconcebible es el comportamiento del Core Group, que sigue apoyando a gente que proporcionó armas a las bandas criminales y que son también responsables del fracaso de la protección del presidente. Sin embargo, este ha sido justamente el comportamiento del Core Group desde la llegada de Moïse al poder en 2017. Desde entonces, la situación de los derechos humanos ha empeorado de manera catastrófica. La inseguridad es enorme. Asesinatos espectaculares de personas públicas son algo de todos los días, así como los secuestros para pedir recompensas y la violación de mujeres. Estamos presenciando la gangsterización del Estado en su totalidad, así como de la estructura del país: este es el resultado de las administraciones de Martelly y su sucesor Moïse, así como de su partido PHTK, hoy todavía en el poder. 12 de 17 miembros del gabinete son miembros del mismo, mientras que los otros 5 son sus aliados desde hace muchos años. Por años, este partido ha desmantelado nuestras instituciones democráticas y ha mandado asesinar a opositores políticos. A pesar de ello, la administración Biden lo sigue considerando como el grupo político indicado para “estabilizar” Haití.

¿A qué te refieres exactamente con gangsterización?

En Haití no existe la seguridad jurídica. Desde 2018 se han registrado 13 masacres, llevadas a cabo por bandas criminales a las que el gobierno de Jovenel apoyó con armas y municiones. No es posible que esta gente, que ayudó a estas bandas a hacerse de armas y de poder, continúen en el gobierno.

Sólo para estar segura: ¿Crees que el Core Group esté dispuesto a aceptar que probablemente los hombres detrás del atentado forman parte del nuevo gobierno?

Sí, así es. Increíble.

El Core Group insiste en convocar a elecciones. ¿Cuándo se llevarán a cabo?

El plan original del Core Group era que ocurrieran este año, pero eso no ocurrirá; al menos han reconocido eso. Por ello, la sociedad civil ha concertado un nuevo pacto para organizar elecciones justas, es decir, distintas a las del año pasado. En ellas hubo una participación electoral de 20 a 25%, los últimos dos presidentes fueron electos con unos cuantos cientos de miles de votos. En Haití tenemos un problema de gobernabilidad. Tras el asesinato de Jovenel Moïse, no hubo una solución que respetara la Constitución, pues los últimos meses del gobierno de Moïse fueron inconstitucionales. Él tendría que haber renunciado en febrero; no obstante, él siguió gobernando por decreto, sin Parlamento, tan sólo con el respaldo de las bandas criminales y del Core Group. Este, bajo el mando de la administración Biden, también ha decidido quién asumirá la presidencia interina y el gobierno. Cuando no existe un presidente legítimo, es el presidente del Tribunal Superior de Justicia quien tendría que hacerse cargo de las actividades del gobierno. Así lo dicta la Constitución.

¿Tiene la sociedad civil alguna alternativa para ofrecer?

Desde enero de este año se han agrupado más de 360 organizaciones haitianas, entre ellas la iglesia protestante y la episcopal. En este contexto, fundamos una “Comisión para una solución haitiana a la crisis”, 13 haitian@s respetad@s fueron encomendad@s para alcanzar un acuerdo político en torno a un gobierno de transición. Se trabajó en un acuerdo del modo más incluyente y transparente posible, para nombrar a un presidente interino, a un primer ministro y a su gabinete sin llamar a elecciones. La comisión ha recibido el apoyo de todos los partidos políticos, de las iglesias, del sector privado y de la sociedad civil. Las tareas más importantes de este gobierno de transición habrían consistido en reorganizar el registro electoral y el sistema electoral en su conjunto; fortalecer a la policía para velar por el cumplimiento de la ley y consolidar el sistema de justicia, para perseguir jurídicamente las violaciones a los derechos humanos y a la Constitución. La impunidad en Haití es un problema central. Todos son parte de este problema: el partido en el gobierno, las bandas criminales, la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos. Pero eso no nos va a detener en nuestra búsqueda de apoyo internacional para este proyecto.

¿Cómo está la situación en las zonas del sur tras el terremoto más reciente?

Es terrible. El gobierno haitiano no tiene ninguna capacidad de coordinación. Así como después del terremoto de 2010, las organizaciones extranjeras de ayuda humanitaria llegaron con su agenda particular. En vista de la fragmentación del Estado en Haití, las autoridades no son capaces de organizar ni la cosa más sencilla. Las ONGs internacionales brindan ayuda de emergencia, pero no trabajan en conjunto con los actores locales. En lugar de ello, colaboran con las bandas criminales, pues ellas controlan los accesos hacia las regiones damnificadas. Propiamente, puede hablarse de tres fases de la ayuda humanitaria: la ayuda de emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción. La última no puede llevarse a cabo sin aliad@s locales. Por ello, esto no ocurrirá en Haití. De los errores de 2010 no se aprendió absolutamente nada.

Entrevista por Katja Maurer

Traducción: Benjamín Cortés

medico trabaja desde 2010 en Haití. La red de derechos humanos RNDDH es una de nuestras contrapartes más cercanas, no sólo en el desarrollo de proyectos, sino también en la cooperación política. La RNDDH y otras contrapartes de medico, entre ellas la organización académica Cresfed, cuya región de trabajo más importante se localiza en medio del epicentro del terremoto, brindan ayuda humanitaria gracias a donativos.

Publicado: 20. septiembre 2021

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