Huida y migración

Destino final: el desierto

Migración en el Sahel: cada vez más personas se encuentran varadas en Agadez, Níger, debido a la presión ejercida por la UE.

Por Kerem Schamberger

Sadio tiene poco más de 30 años, durante seis de los cuales estuvo al servicio del ejército en Senegal. A raíz de una herida en la pierna recibida durante una rebelión, él expresa su deseo de renunciar; sus superiores, sin embargo, le dan a entender que de no permanecer en el ejército, su vida corre peligro. Sadio decide huir, emprendiendo un largo camino desde Senegal rumbo a Mali, siguiendo hacia Burkina Faso y de ahí a Níger. Desde la capital Niamey logra llegar a Agadez, última estación previa a la ruta a través del desierto hacia Argelia o Libia y, de ahí, hacia el Mar Mediterráneo con destino a Europa. Sadio se pone en manos de traficantes y aborda una de tres pick-ups que emprenden el viaje hacia Trípoli, ubicada a casi 2 mil kilómetros de distancia. Unos días más tarde, los choferes desaparecen sin razón aparente. De manera súbita, 75 personas se encuentran varadas en medio de la nada, con temperaturas de 50 grados centígrados durante el día y con tan sólo 180 litros de agua a su disposición. Después de tres días, surgen conflictos en torno al agua y a la pregunta de qué hacer. La mayoría, entre quienes se encuentra el sobrino de Sadio, decide continuar el camino a pie; él por su parte permaneció ahí, esperando a ser rescatado de alguna manera hasta que, tres días más tarde, vehículos militares aparecieron repentinamente por el lugar. Sadio es uno de los pocos que lograron sobrevivir; su sobrino continúa desaparecido.

Sadio nos relata todo esto en Agadez, la entrada hacia el desierto, convertida desde hace tiempo en el foco de la migración en África Occidental, así como de los esfuerzos por detenerla. Hace 10 años vivían aquí aproximadamente 120 mil personas, hoy bien podrían ser el doble. Entre ellas, están quienes esperan una nueva oportunidad para emprender la marcha hacia el norte; también aquellas que regresan o fueron expulsadas de allá y que, totalmente agotadas, aún carecen de los medios y las fuerzas necesarias para planear sus siguientes pasos. Asimismo, están las que quieren volver a casa sin poder conseguirlo. En las calles polvorientas nos encontramos con refugiad@s que no han comido nada en días; algun@s llevan en brazos a bebés gravemente enferm@s, sin perspectiva alguna de recibir atención médica. Tod@s están, de una forma u otra, marcad@s. Las personas nos muestran sus cicatrices en la cabeza, en los brazos, en la espalda; resultado de cuchilladas, golpes o fracturas de huesos mal curadas o simplemente no atendidas. Cada cicatriz representa los intentos fallidos de llegar al norte, a Europa.

La Unión Europea se equipa y se moderniza

El mismo día en que nosotr@s escuchamos historias de esperanzas frustradas y violencia vivida en África Occidental, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pronuncia un discurso durante una cumbre extraordinaria de la UE, a 4 mil kilómetros al norte. El tema es el equipamiento y la modernización: “Pondremos a disposición un paquete integrado de infraestructuras móviles y fijas, desde vehículos a cámaras, desde torres de control a vigilancia electrónica”, pues, continuó von der Leyen, “debemos actuar para fortalecer nuestras fronteras exteriores y prevenir la migración irregular”.

En los últimos años, la UE ha convertido de manera consecuente a Níger en un puesto de avanzada central para su régimen de frontera en África Occidental. En el marco de esta política de externalización, las detenciones de personas deben llevarse a cabo allí, convirtiendo con ello a Libia en la única ruta posible hacia Europa. La herramienta legal más importante para ello es la Ley 036-2015, aprobada en el año 2015: esta ley ilegaliza la migración y criminaliza muchas formas de apoyo a la misma, restándole visibilidad y haciéndola aún más peligrosa. Mientras que hasta antes de 2015 l@s migrantes aún llegaban a la frontera con Libia bajo la protección de convoyes militares nigerinos, ahora deben dirigirse hacia rutas más peligrosas atravesando el desierto. Así, quedan a merced de estructuras de traficantes o al amparo de su propio arrojo.

La Ley 036-2015 fue aprobada en Níger y son las autoridades de este país las que la ponen en práctica. No obstante, es la UE la que establece los lineamientos y financia masivamente esta forma de cooperación. En los hechos, la UE y sus Estados miembros absorben una parte sustancial del presupuesto estatal nigerino, como lo ilustra el hecho de que, desde la promulgación de la Ley 036-2015, más de mil millones de euros han ingresado al país por concepto de la así llamada cooperación para el desarrollo. Según la crítica de activistas de Alternative Espaces Citoyens (AEC) y Alarmphone Sahara (APS) –ambas organizaciones contraparte de medico–, la mayor parte de este dinero se filtra inmediatamente hacia canales turbios. “¿Por qué la UE no muestra ningún interés por rastrear lo que pasa con su dinero?”, se pregunta por ejemplo el periodista investigativo Ibrahim Manzo Diallo, de AEC.

Régimen de frontera y neocolonialismo

La llamada cooperación para el desarrollo se convirtió desde hace ya mucho tiempo en un instrumento de chantaje, que sólo se concede en la medida en que los países en cuestión se sometan a los intereses de la UE. En África Occidental, estos giran casi únicamente en torno a la represión de la migración. Lo que se denomina “condicionamiento de la cooperación para el desarrollo” es una forma de neocolonialismo que pretende controlar todos los espacios de movimiento a lo largo de África. La expresión más alta de ello es la propuesta de Christian Dürr, líder de la fracción del partido FDP en el Parlamento Federal Alemán, según la cual los Estados del Sur Global deberían recibir dinero para la protección del medioambiente (para producir combustibles neutros en carbono para Europa) únicamente en la medida en que, a cambio, reciban a personas deportadas de Alemania. Al mismo tiempo, en la UE se discute el mantenimiento de ventajas comerciales –como los aranceles bajos para bienes que ingresen al mercado europeo– siempre y cuando los países en cuestión se presten a acoger deportad@s. Son precisamente estas políticas las que generan un sentimiento de rechazo frente a Occidente cada vez mayor en la región; así por ejemplo en Burkina Faso y en Mali, donde fuerzas políticas que ven a Rusia como una alternativa y un socio aceptable han ganado relevancia.

Esta y otras tantas medidas, sin embargo, no han logrado contrarrestar del todo la migración en África Occidental. Por ello, la UE pretende poner un sello más hermético a la segregación. Bajo esta luz debe verse el anuncio de equipamiento y modernización de von der Leyen, quien no está sola en este propósito. Por ejemplo, la titular del gobierno italiano y neofascista Giorgia Meloni estuvo en Libia a fines de enero, donde prometió a las milicias locales –presentadas trivialmente en los medios europeos como “guardias costeras”– cinco nuevas lanchas rápidas financiadas por la UE, con el propósito de ayudar en la captura de migrantes en el mar. En este contexto, se ignora por completo el hecho de que estas milicias operan en contubernio con los traficantes de personas, que son justamente quienes ponen a las personas a bordo de los botes rumbo a Europa.

En el Mar Mediterráneo llega también a su fin el segundo intento migratorio de Sadio, de Senegal. Aún cuando estuvo a poco de perder la vida en el desierto durante su primer intento, se atreve a un segundo en 2019. En esta ocasión logra llegar a Sabratha, ubicada al oeste de Trípoli, en la costa del Mediterráneo. Allí, consigue un lugar en un bote; sin embargo, tras una hora de navegar por el Mediterráneo, el bote es detenido justamente por esas milicias libias que operan por encargo de la UE, en especial de Italia. Sadio y l@s demás son llevad@s a un campo de prisioner@s, en el que él permaneció por más de dos semanas y del cual sólo una feliz coincidencia le permitió escapar.

El debate sobre Europa se intensifica

Dado que la migración ha sido relegada a la invisibilidad, resulta casi imposible estimar cuántos miles de personas intentan migrar cada año. No obstante, las cifras sobre repatriad@s ofrecen una pista a este respecto: Alarmphone Sahara registró que, tan sólo en 2022, más de 25 mil personas regresaron a sus países desde Argelia. Entre estos se cuentan Níger, Guinea, Costa de Marfil, Burkina Faso, Senegal, Nigeria, Gambia, Camerún y Sierra Leona. “Regresar” suena como fuera una libre elección; en los hechos, la mayoría fueron obligados por las fuerzas de seguridad argelinas a abordar vehículos, en los que fueron transportados al “punto cero” en la frontera con Nigeria para, finalmente, ser abandonados a su suerte en medio del desierto.

Entretanto, la crítica a la Ley 036-2015 cobra fuerza en Níger, pues también resulta perjudicial para la economía local: las empresas de transporte han sufrido pérdidas como consecuencia de las restricciones, a l@s comerciantes se les prohíbe vender comida y otras mercancías a l@s migrantes, mientras que l@s propietari@s de casas no tienen autorización oficial para rentar habitaciones a lo largo de las rutas. Todo ello está clasificado en la ley como apoyo de la migración ilegal. Según Hassane Boukari, también activo en AEC como periodista de investigación, incluso una parte de la élite política insiste en introducir cambios; sin embargo, hasta el día de hoy la ley permanece inalterada. Hassane está convencido de que esto es resultado de la gran presión ejercida por la UE que, sin pretenderlo, está desestabilizando al gobierno nigerino.

En Agadez encontramos a muchas personas que, después de todo lo que han vivido, simplemente quieren regresar a sus países de origen. Apretujadas frente a un contenedor que sirve de oficina para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, esperan ser registradas y así cumplir con un requisito para lo que la OIM denomina cínicamente el “regreso voluntario”. Este registro, no obstante, resulta cada vez más difícil, pues la organización en Níger carece de financiamiento. Sobre todo desde el comienzo de la guerra en Ucrania, se han desplazado las prioridades y con ellas los recursos. El resultado de ello: muchas personas viven en la calle, en las proximidades de las oficinas y los albergues, sin acceso a alimentos, sin atención médica, sin perspectivas. Por si fuera poco, el registro no garantiza el apoyo; las estructuras están tan rebasadas que no alcanza para el alojamiento y la alimentación de tod@s. A todas luces, la OIM no quiere pronunciarse al respecto, pues a pesar de múltiples solicitudes ninguna reunión se ha llevado a cabo.

Y ahora, además, migración climática

Mucho de lo que vemos en Agadez parece distópico. Esto radica también en el hecho de que a l@s migrantes se suman miles de desplazad@s intern@s, que están allí porque, en sus tierras, la catástrofe climática se ha vuelto una realidad. Los rendimientos de sus cosechas son muy pobres, el agua escasea; por ello, se desplazan a las ciudades en busca de alimento y trabajo. Tan sólo desde la región de Kantché, ubicada en el sur de Níger, han llegado a Agadez más de 2 mil personas que, con palos, fundas de plástico y restos de tela, han levantado tiendas de campaña provisionales. No son bienvenidas. La exclusión y la estigmatización impiden que l@s niñ@s asistan a la escuela; casi nadie tiene acceso a la atención sanitaria. En su pobreza, compiten con las decenas de miles de migrantes de otros países que han quedado varad@s aquí.

También Sadio lleva ya algunos años viviendo en Agadez. Dado que está bien conectado con las comunidades migrantes en los albergues secretos, trabaja como informante para la organización contraparte de medico Alarmphone Sahara. Él se entera de quién emprende su camino, así como de cuándo y desde dónde; sabe quién se encuentra atrapad@ en el desierto y necesita ayuda urgente. Gracias a sus indicaciones, l@s activistas de Alarmphone Sahara pueden salvar vidas. Aunado a esto, Sadio se gana algo extra como profesor de taekwondo. A la pregunta de si él quiere y puede quedarse en Agadez a largo plazo, no tiene aún una respuesta.

Traducción: Benjamín Cortés

El país de tránsito Níger se ha convertido en un centro de la política migratoria de Europa y Alemania. L@s activistas de la organización contraparte de medico Alternative Espaces Citoyens (AEC) critican el papel de Níger como policía auxiliar de la UE, ofrecen asesorías a migrantes en torno a sus derechos y luchan por el derecho a circular libremente para tod@s. Alarmphone Sahara documenta violaciones a los derechos humanos y organiza el rescate.

Publicado: 22. marzo 2023

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