Derecho a la Salud

India, Zimbabwe, El Salvador: Tres ejemplos

El derecho a la salud se encuentra consagrado en los convenios y las declaraciones internacionales, está incluido entre los derechos fundamentales documentados de muchas Constituciones de Estados postcoloniales y se invoca regularmente en las conferencias o apelaciones con el fin de mejorar la situación de salud de las personas en casos de emergencias y desastres. En la realidad, el derecho a la salud sólo se cumple cuando los propios ciudadanos lo exigen y se ocupan de hacerlo respetar en medio de las adversidades concretas de su vida cotidiana. Las contrapartes de medico han puesto en marcha este tipo de emprendimientos o han participado en ellos en muchos lugares, como por ejemplo en la India, Zimbabwe y El Salvador.

India

La vida urbana caracteriza cada vez más al subcontinente indio, a pesar de que la mayoría de su población todavía radica en zonas rurales. Sin embargo, la mayor parte de los habitantes urbanos no participa de la “shining India” (“India resplandeciente”) de las campañas publicitarias, la floreciente potencia regional internacional con una economía neoliberal en auge, que alberga a una sexta parte de la población mundial. Los empleos informales e inciertos, las condiciones de vida miserables y un constante crecimiento de las zonas urbano-marginales, causado por la migración de personas sin recursos procedentes del campo, traen consigo condiciones sanitarias muchas veces peores que en las zonas rurales – a pesar de la mayor densidad de centros de salud y médicos privados.

En el barrio pobre KG Halli de la metrópoli informática de Bangalore en el estado federal Karnataka en el sur de India, residen aproximadamente 40.000 personas: hindúes, musulmanes y cristianos, en parte nativos de larga data y en parte inmigrantes provenientes de los estados limítrofes de Tamil, Nadu y Kerala. Hace dos años y medio, el Instituto de Salud Pública (Institute for Public Health - IPH) de Bangalore, miembro de la representación india en el Movimiento para la Salud de los Pueblos (MSP), inició aquí un ambicioso proyecto dirigido a fortalecer el derecho a la salud y la atención médica de los pobladores en situación de pobreza. Los actores principales, además de los colaboradores del Instituto, son cuatro asistentes comunitarias para la salud que provienen del distrito y que reciben capacitaciones regulares por parte del IPH. Realizan una doble función: llevan a cabo un trabajo sumamente concreto de fomento de la salud a través de la atención a mujeres embarazadas y son - al mismo tiempo - valiosas interlocutoras para los temas relacionados con la planificación familiar, ya que asesoran de manera independiente y sin fines ulteriores. Gracias a sus visitas domiciliarias y su conocimiento de las circunstancias locales, se han convertido también en “investigadoras de la salud”, que sacan a la luz problemas tales como falta de agua, saneamiento y recolección de residuos sólidos, la mala condición de la red vial, al igual que la difícil situación de las viudas y personas en situación de extrema pobreza. Para no quedarse sólo en la revelación de los hechos y buscar una solución, establecieron una plataforma de residentes (privados y públicos), centros de salud, consultorios locales de médicos y clínicas, así como representantes de organismos públicos, en la cual se abordan las carencias y se exploran soluciones. Esto no siempre resulta sencillo a causa de los conflictos de intereses entre los diversos participantes. En los últimos dos años, el equipo del IPH ha logrado establecer algunas mejoras en la asistencia sanitaria en KG Halli. El efecto más importante de su trabajo es, sin duda alguna, la experiencia vivida por los individuos de que es posible mejorar la situación cuando se actúa en conjunto. Dicha clase de solidaridad es inusitada en una zona con una multiplicidad étnica, religiosa y cultural como KG Halli. Esta “armonía intercomunal”, como se denomina en la India el objetivo de la convivencia pacífica, posibilita una articulación exitosa de los propios intereses por parte de una mayoría - usualmente silenciosa - de la población pobre, que ahora reclama su derecho a formar parte de la “India resplandeciente”.

Zimbabwe

Cuando el anciano patriarca Mugabe, de 88 años de edad, regresó del último de sus numerosos viajes a Singapur, el portavoz del gobierno declaró a mediados de abril de 2012 que su salud “era de hierro”. Esta declaración tenía como objetivo ahuyentar las dudas sobre la integridad física del presidente, que ostenta el cargo desde hace largo tiempo y aspira a celebrar una nueva victoria electoral en el presente año. El portavoz indicó también que el motivo de su viaje no consistía en someterse a otro tratamiento hospitalario, sino más bien en verificar personalmente los avances en los estudios de su hija en Hong Kong. No podría ser más evidente el contraste entre la vida del antiguo luchador por la libertad y la mayor parte de su pueblo liberado.

La lucha por la independencia fue seguida por una década de organización exitosa durante los años 80, en la cual también se estableció un sistema de atención básica de la salud, que concitó gran atención. Sus efectos beneficiosos, sin embargo, fueron eliminados ya en los años 90 a causa de conflictos internos, una economía en decadencia y una política de ahorro impuesta por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Una emigración constante de los profesionales de la salud hacia el vecino país de Sudáfrica o los antiguos países de la Mancomunidad Británica como Gran Bretaña, Canadá y Australia, transformaron el derecho a una buena atención de la salud para todos en una ilusión.

El aumento dramático de las infecciones por VIH desde principios de los años 90 ha reducido la expectativa promedio de vida a menos de 40 años – un alarmante récord mundial. Los continuos y crecientes brotes de cólera durante la primera década del nuevo mileno resaltan claramente la falta de prevención del sistema sanitario y el estado desolador de la infraestructura pública de agua corriente y saneamiento.

Desde 1998, el Community Working Group on Health (CWGH) – una agrupación de 35 organizaciones de la sociedad civil, tanto locales como nacionales, que trabajan en pro de la salud – viene intentando frenar esta tendencia y reconstruir el sistema de atención de la salud desde sus cimientos. Al igual que el IPH indio, el CWGH se basa fundamentalmente en la movilización de actores locales: “Health literacy” – la “educación sanitaria” tal cual el CWGH la comprende y fomenta - se refiere no solamente a conocimientos de higiene, prevención y un comportamiento correcto en caso de enfermedad, sino que incluye también la participación activa en temas de salud a través de consejos sanitarios locales y regionales. Gracias a iniciativas conjuntas para el control presupuestario participativo de los programas sanitarios para VIH/SIDA financiados por el Fondo Mundial, así como mediante una campaña nacional para la inclusión del derecho a la salud en la nueva Constitución, la agrupación participa en el ámbito político de la salud y aboga por el proceso de democratización en Zimbabwe.

Debido a que el Director de CWGH, Itai Rusike, fue nombrado para formar parte del Comité de Asesoramiento de Salud Pública del Ministro de Salud en 2010, es probable que su estrategia de cumplimiento del derecho a la salud tenga resultados positivos.

El Salvador

En el país más pequeño del istmo centroamericano – situado entre los grandes vecinos en el Norte y en el Sur - ocurre algo sorprendente, pero que suele pasar desapercibido: Por primera vez desde la finalización de la guerra civil en 1992, el partido de izquierda FMNL sustituyó en el gobierno al partido de extrema derecha ARENA, luego de un período de 20 años, e inició un ambicioso programa en pro de un reordenamiento social del país. Un punto fundamental es la reforma sanitaria, la cual apunta no solamente a una buena atención de la salud para todos, independientemente de sus posibilidades económicas, sino también fomenta la participación de los propios individuos en la toma de decisiones. Y esto no es de sorprender, ya que los activistas del Movimiento para la Salud de los Pueblos en El Salvador han asumido puestos importantes en el Ministerio de Salud e intentan ahora implementar sus ideas en todo el país, ideas que fueron desarrolladas en los tiempos de la guerra civil en las “zonas liberadas” del territorio.

La contraparte de medico denominada “Alianza Ciudadana contra la Privatización de la Salud” (ACCPS), una red de organizaciones no gubernamentales dedicadas al ámbito de la salud, venía luchando activamente ya desde 2002 contra los planes del gobierno de derecha para privatizar el sistema nacional de seguridad social del país. Desde el cambio de gobierno, participa en el Foro Nacional de Salud de El Salvador, brindando un aporte crítico-solidario a la concepción de la reforma de la salud.

Los planes son ambiciosos: la idea es brindar servicios sanitarios integrales a través de los Equipos Comunitarios de Salud Familiar (ECOS), conformados por médicos, personal para servicios asistenciales y promotores de salud, los cuales no sólo deberán atender a la población en caso de enfermedad sino también cumplir un rol de educación sanitaria y prevención. Cada equipo, compuesto por cinco personas, es responsable por la atención sanitaria de aproximadamente 600 familias en las zonas rurales o 1.800 familias en la zona urbana. Para problemas de salud especiales o menos frecuentes, se cuenta con equipos complementarios de médicos especialistas. Desde fines de 2010 vienen funcionando 450 de estos equipos, que brindan una atención básica de la salud a las comunidades marginales de El Salvador. Se crearon además comités sanitarios locales formados por delegados de las comunidades, los cuales son capacitados por la ACCPS. Gracias a su profundo conocimiento de las condiciones locales, estos comités proporcionan valiosas informaciones a los ECOS sobre problemas sanitarios y reportan las deficiencias encontradas en la implementación concreta de la reforma a los respectivos responsables.

Con el apoyo de medico, nuestras contrapartes en India, Zimbabwe y El Salvador posibilitan un involucramiento en temas de salud, que no finaliza con la participación en el centro de salud local, sino que tiene como objetivo un cambio en las condiciones sociales.

En 2011, medico invirtió un total de € 218.666,32 en los proyectos de política sanitaria en India, Zimbabwe y El Salvador.

Publicado: 20. agosto 2012

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