Malí

Credibilidad perdida

También en Malí, las tropas internacionales se encuentran en la antesala de su retirada. Preguntas a Ousmane Diarra.

medico: Después de su retirada de Afganistán, las tropas internacionales dejaron un desastre tras de sí. Ahora, también la misión militar de los gobiernos occidentales en Malí está despertando cuestionamientos. Tras el segundo golpe de Estado a fines de mayo,  el presidente de Francia Macron ha anunciado su intención de retirar sus tropas, ¿cómo evalúas esta situación?

Ousmane Diarra: Ese es precisamente el deseo de una gran parte de la población: la retirada total de Francia. Con una simple retirada parcial, Francia seguiría persiguiendo sus intereses particulares en el país, es decir, la explotación de recursos como gas, uranio y oro. Yo mismo no estoy seguro acerca de las consecuencias que la retirada podría traer consigo. Resulta difícil evaluar en qué medida nuestra situación es comparable a la de Afganistán, pero una cosa es clara: la presencia de Francia no favorece en ningún sentido a la población de Malí. Sería importante, tanto estratégica como políticamente, encontrar nuevos aliados. Much@s quieren que Rusia asuma este rol, por razones históricas, ya que tras la independencia en 1960 Rusia se convirtió, junto a otros países, en un importante aliado internacional de Malí. Fue tiempo después que Francia, la antigua potencia colonial, volvió a colocarse al mando.

¿Y cuáles son las expectativas de la población frente a una alianza con Rusia?

Cuando Malí cooperaba con la ex-URSS, el ejército maliense era poderoso. Los cuadros superiores eran capacitados en Moscú, y desde allí llegaban armas y equipamiento; por el contrario, hoy nuestro ejército es muy débil. La gente cree que con el apoyo de Rusia esto podría cambiar para bien, pues con un ejército fuerte, Malí ya no dependería de la protección de potencias extranjeras ni de alianzas neocoloniales.

Ejércitos fuertes y bien equipados en la región, también en condiciones de poner un alto a los yihadistas: este fue precisamente el objetivo declarado de las intervenciones de la ONU y los países de la UE.

En este momento sigue habiendo una fuerte presencia militar internacional en Malí, pero esto no tiene efecto positivo en absoluto. La Misión MINUSMA tiene una reputación totalmente negativa entre la población, que no quiere escuchar más del tema. El hecho es que, a pesar de la presencia de fuerzas internacionales y de la asistencia técnica, en Malí nada ha cambiado para bien. Por el contrario, los yihadistas están por todos lados; hay secuestros, la situación de la seguridad ha empeorado en todo sentido y las expectativas de la población no son cumplidas. Debido a ello, las misiones militares han perdido su credibilidad.

A finales de mayo, los militares malienses han destituido al gobierno por segunda vez en nueve meses. Un gobierno de transición tolerado por los generales tendría la tarea de organizar la vuelta al Estado de Derecho. ¿Cómo describirías la situación actual en el país?

Después de los dos golpes de Estado, básicamente las autoridades nacionales han perdido el control. Esto ha agravado la situación de la seguridad, que tanto en el norte como en el sur sigue siendo precaria. Los secuestros se han vuelto cada vez más comunes, mientras que en el centro del país, es decir en Bamako y alrededores, se registran enfrentamientos entre los partidos políticos. El Movimiento M5-RFP, que contribuyó con sus protestas a la caída del Presidente Ibrahim Boubacar Keïta, sigue jugando un papel muy importante, así también los actores religiosos.

¿La población maliense tiene esperanzas en los militares, en vista de que los gobiernos civiles no han conseguido mejorar la situación para la gente?

La valoración de los golpes militares por parte de la población está dividida; una parte de ella los apoya, pero otra no cree que un golpe de Estado pueda llevarse a cabo en interés de la gente. Esta posición ha encontrado ahora su confirmación. Al comienzo, las esperanzas se concentraron en el Movimiento M5, una mezcla de fuerzas políticas, de la sociedad civil y la religión. Este se posicionó por un fin regular del periodo de gobierno y no quería un golpe de Estado. Sin embargo, después de que el presidente fue forzado a dimitir, el M5 buscó colocarse en una posición de poder, y permitió su integración en el gobierno militar. Esta es una muestra reciente de que todos persiguen sus intereses particulares, no los de la población. Una alianza de diversos actores políticos, entre ellos el partido izquierdista SADI, ha planteado últimamente este punto: en Malí existe una mayoría silenciosa, cuya posición no se encuentra representada ni por las fracciones dominantes, ni en las protestas; esta mayoría quiere que el gobierno de transición dé forma a un proceso que apunte a la realización de elecciones transparentes.

Después del primer golpe de Estado se acordó convocar a elecciones en febrero de 2022 para impulsar la formación de un gobierno legítimo. Entretanto, el primer gobierno de transición ya ha sido derrocado. Sin embargo, la fecha sigue oficialmente en pie; especialmente desde el extranjero -incluyendo Europa- se insiste en la realización de elecciones. ¿Cómo ves tú la situación? ¿Es conveniente convocar a elecciones pronto?

Es incierto que las elecciones vayan a ocurrir en febrero de 2022. Yo diría que no puede ser tan pronto, si lo que se desea es tener unas elecciones justas, transparentes y correctas. Los partidos aún no han presentado programas concretos y, ante todo, el gobierno de transición no está en condiciones de poner en marcha los procesos necesarios. Los poderes internacionales insisten en la fecha inicial porque, en aquél entonces, se acordó que los militares deberían entregar el poder a más tardar 18 meses después. Sin embargo, la presión de realizar las elecciones a toda costa aumenta el riesgo de un nuevo golpe de Estado y no alivia el dolor ocasionado por esta situación.

Entrevista realizada por Sabine Eckhart y Ramona Lenz

Traducción: Benjamín Cortés

También el ejército de Alemania se encuentra activo en Malí, en el contexto del así llamado combate al terrorismo, la estabilización del país y los esfuerzos de la UE por impedir la migración en y desde Malí, así como en toda África Occidental. Al mismo tiempo, la situación continúa siendo extremadamente precaria. En esta situación, medico colabora con organizaciones autogestivas de migrantes que apoyan a desplazad@s con un techo sobre su cabeza, así como en el desarrollo común de perspectivas. 

Publicado: 20. septiembre 2021

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