África Oriental: Ayuda para combatir el hambre y defensa de los derechos humanos en el Cuerno de África

EL PUNTO CERO DE UNA CALAMIDAD ANUNCIADA

Quien muere de inanición sufre terribles padecimientos mientras se consume durante largas y torturantes semanas. Al inicio, el cuerpo y la mente se adaptan a la continua carencia de alimentación y reducen el metabolismo a un mínimo. Disminuye la masa muscular, la piel se resquebraja, el cabello es opaco y la fuerza restante alcanza solamente para ciertos movimientos, sumamente lentos. Si continúa la carencia de alimentos, se movilizan las reservas que la vida misma acumula para evitar su desaparición, hasta que se consumen definitivamente. En su novela “Todo lo que tengo lo llevo conmigo” (“Atemschaukel”), la escritora Herta Müller observa que las personas que mueren por inanición pasan por un “punto cero” en su agonía, el cual es “innombrable”: “Estamos de acuerdo, el punto cero y yo, en que no podemos hablar sobre él, a menos que sea con muchos rodeos.”

Huida a Dadaab

Si aquí hablamos de la muerte por inanición a pesar de su atrocidad, es porque en el verano de 2011 la hambruna se convirtió en una amenaza grave para casi doce millones de personas en el Cuerno de África y llevó a varias decenas de miles de vidas al “punto cero” que mencionamos anteriormente. Debe aclararse que dos millones de los afectados por la hambruna eran niños, de los cuales 500.000 estuvieron en grave peligro de perder la vida y sufrieron daños que arrastrarán consigo el resto de sus vidas. Debe precisarse que el inicio de esta calamidad se conocía desde hacía largo tiempo, había sido anunciada mucho antes, y sin embargo durante demasiado tiempo nada sucedió: que la demanda de las Naciones Unidas de conceder de inmediato 300 millones de euros a África Oriental no fue escuchada durante largas semanas; que el Secretario General Ban Ki-Moon anunció ya a mediados de julio la necesidad de contar ipso facto con mil millones de euros para sus organismos de ayuda, pero que en ese momento pudo acceder solamente a la mitad de esta cifra; que sólo se actuó cuando cientos de miles se pusieron en camino para huir de la sequía y del hambre y encontrar salvación en algún otro lugar. Muchos de ellos ingresaron a un campo de refugiados en la población keniana de Dadadd. Con más de 400.000 habitantes, en estado de total agotamiento debido a la lucha por la supervivencia, Dadadd es el campo de refugiados más grande del mundo.

Ayuda de emergencia en Ijara

Las contrapartes kenianas de medico, una alianza de pequeñas organizaciones que forman parte – al igual que medico – del Movimiento para la Salud de los Pueblos (MSP), se encontraban entre los que intentaron lidiar con el desastre anunciado. Ya que los grandes campamentos de refugiados eran atendidos por las Naciones Unidas, las contrapartes de medico se concentraron intencionadamente en la población nativa del este de Kenia. Las organizaciones internacionales se retiraron de esta zona de Kenia, debido a que pertenece al área de operaciones de la milicia somalí Al-Shabaab, la cual ya ha secuestrado a varios cooperantes internacionales.

La repartición de los materiales de ayuda, que se necesitaban con urgencia, sufrió un retraso debido a que las autoridades gubernamentales del distrito de Lagdera rescindieron unilateralmente contratos ya firmados y dos grandes instituciones benéficas internacionales se negaron a cooperar con las organizaciones locales. Las contrapartes de medico se trasladaron finalmente al vecino distrito de Ijara, directamente en la frontera con Somalia. Allí auxiliaron con materiales de ayuda al centro de salud de la alejada aldea de Kotile, con el fin de atender a niños en grave estado de desnutrición y brindar alimentos para 110 familias. Al mismo tiempo, organizaron cursos de capacitación para diez trabajadores sanitarios locales y eventos de información para la protección contra el cólera y otras enfermedades diarreicas.

La escasez de alimentos en África Oriental no es solamente consecuencia de un desastre natural. Si bien el hambre llegó como secuela de la sequía, esta última se deriva del cambio climático causado por los países del Norte y los países de economía emergente. La escasez de cereales también es consecuencia de las especulaciones internacionales con alimentos, y los gobiernos de África Oriental no hubieran podido defenderse aunque hubiesen tenido la voluntad de hacerlo. La insolvencia de los sistemas de salud, transporte y educación tiene su origen en la corrupción de la burocracia, la cual a su vez es también consecuencia de la miseria económica. Por su parte, la pobreza de toda la región surge de diversos “conflictos de baja intensidad”, que sólo atraen la atención internacional cuando causan un desequilibrio en los cálculos globales de seguridad.

Derechos en vez de compasión

Bajo estas circunstancias, la ayuda no debe limitarse a la repartición de alimentos básicos y equipos de higiene. “Nuestra Constitución establece que cada ciudadano tiene derecho a acceder a la atención de la salud, agua limpia, educación, seguridad social y una vida libre del hambre. Si los políticos asumieran seriamente sus obligaciones constitucionales, ningún ciudadano keniano debería pasar hambre”, señala David Makori de la contraparte de medico denominada Kamukunji Paralegal Trust KAPLET, que ofrece ayuda legal. Al igual que los demás activistas de KAPLET, viaja de aldea en aldea, informa a los sobrevivientes de la sequía y la hambruna sobre sus derechos y los determinantes sociales de la salud. Con la ayuda de manifestaciones apoyadas por dos organizaciones de base locales en las ciudades de Garissa y en Masalani, KAPLET forzó a las autoridades gubernamentales a reparar una carretera de conexión en mal estado. David Makori es consciente de que esto no bastará para vencer a la próxima hambruna. Por tal motivo, tanto él como sus compañeros de lucha recibieron con agrado la convocatoria apoyada por medico, que despertó la solidaridad de escritores africanos y europeos como IIija Trojanow, Nuruddin Farah o Uwe Timm: “Las víctimas tienen derecho a recibir ayuda antes de que se produzcan los desastres. Es necesario impedir la apropiación de tierras y la especulación con los alimentos. Los hambrientos son ciudadanas y ciudadanos de este mundo”.

En 2011, medico apoyó a los activistas kenianos de la salud con € 62.553,39. También en 2012 se continúa fomentando el trabajo en Kenia. Mientras tanto iniciamos cooperaciones con dos organizaciones en Somalia, que llevan a cabo proyectos de ayuda en la región fronteriza de Gedo y en los campos de refugiados en los alrededores de Mogadiscio.

Publicado: 20. agosto 2012

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