Afganistán

Reconciliación desde las bases

 

Afganistán se ha transformado en un país destrozado debido a la escalada de violencia causada por intervenciones externas que padece desde hace casi 40 años, con sólo pocas interrupciones. Aquí se incluye también la guerra iniciada por los Estados Unidos de Norteamérica luego del 11 de setiembre de 2001 y la consiguiente misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF por sus siglas en inglés), que han ahondado aún más las grietas económicas, sociales, culturales, étnicas y religiosas que resquebrajan a la sociedad. La mayoría de la población se halla abandonada, tanto en su pobreza como en sus heridas espirituales.

El plan de acción desarrollado en 2006 para la paz, reconciliación y justicia con la participación de las Naciones Unidas nunca fue implementado. Las deliberaciones del actual gobierno con los talibanes y el nombramiento de personas acusadas de violaciones de los derechos humanos como miembros del Alto Consejo para la Paz ponen una vez más en claro que “desde arriba” no existe ningún esfuerzo serio para descubrir la verdad, penalizar las injusticias e indemnizar a las víctimas. Por lo tanto, esto refuerza la importancia de organizaciones como la contraparte de medico Afghanistan Human Rights and Democracy Organization (AHRDO), la cual insiste en que la paz debe basarse en la justicia y que debe otorgarse el derecho de participación a las víctimas de la guerra.

Defensora de los derechos humanos

Esta organización defensora de los derechos humanos fue fundada en 2009 por siete afganas y afganos que decidieron elegir un camino propio y autónomo en base a sus experiencias en ONG internacionales y organizaciones estatales. Con miras a la superación de las injusticias del pasado en el plano jurídico, pero ante todo a nivel social y psicológico, AHRDO fomenta enfoques democráticos que cuentan con el apoyo de las personas en las bases de la sociedad. El enfoque se centra en los grupos poblacionales especialmente marginados y traumatizados, las víctimas de la guerra y sus familias.

En concreto, los activistas respaldan la conformación de grupos de base y redes a nivel local. Retomando la tradición afgana de los consejos, hace algunos años se establecieron consejos locales para las víctimas del conflicto armado en las provincias de Kabul y Balkh. A través de estas estructuras, AHRDO ofrece cursos de alfabetización y organiza foros de discusión. La organización aplica métodos procedentes de la pedagogía del teatro y del arte, especialmente el enfoque participativo del “teatro de los oprimidos”. Éste consiste en tomar las vivencias de las víctimas para convertirlas en obras de teatro, que luego son llevadas al escenario en forma conjunta. Ya se han presentado varios cientos de funciones, las cuales permiten experimentar las vivencias individuales como parte de una experiencia colectiva.

Reconciliación y empoderamiento

Durante 2014, AHRDO ha extendido su trabajo de reconciliación y empoderamiento a las provincias de Nangarhar y Bamyan. Un paso valiente, pero también simbólico: la provincia de Nangarhar, cerca de la frontera pakistaní, es todavía un territorio inmerso en el conflicto armado y se encuentra en manos de los talibanes. En cambio, Bamyan es considerada generalmente una comarca tranquila, aunque especialmente desfavorecida. La población mayoritaria pertenece a la etnia hazara, cuya resistencia frente al gobierno central y los talibanes fue respondida con represalias y desalojos.

No retroceder ante los peligros y apoyar activamente a los más débiles de la sociedad expresa mucho sobre la visión de solidaridad de AHRDO. Intentando superar los frentes políticos, sociales y culturales, la organización aspira ahora a crear un consejo de víctimas de la guerra a nivel suprarregional. Su objetivo es sumar las demandas de los diferentes grupos y consolidar sus voces – tan claramente como para que puedan también escucharse en Kabul.

 

Publicado: 25. junio 2015

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