Obituario

Anna Huber

Anna Huber trabajó para medico international durante más de 30 años. Falleció el 30 de marzo en Fráncfort del Meno.

Anna Huber trabajó durante más de 30 años para medico international hasta su jubilación en 2013, justo al cumplir 65 años. Desempeñó la mayor parte de su actividad profesional como directora del departamento administrativo y marcó la organización de forma especial como miembro de la gerencia. Y es que esta grácil mujer con su deje del sur de Alemania no solo era una profesional en todos los asuntos relacionados con la administración y la financiación de proyectos, sino que además encarnaba de manera incomparable la incondicional solidaridad con los discriminados, la empatía con las demandas de las empleadas y empleados (al fin y al cabo, ella era una especie de jefa de personal), y poseía también una sorprendente valentía, que pudo demostrar conduciendo de forma hábil y sagaz negociaciones con financieros.

Cuando Anna dejó de trabajar en medico, preparamos para ella un número especial de la circular de medico, que a ella tanto le gustaba. Una edición privada solo por y sobre ella. Lo hicimos para honrarla, pero también para hallar palabras que describieran su trabajo y, por tanto, como una forma de recordar, de conservar la experiencia y de seguir desarrollándola. Quien empieza a trabajar para medico hoy en día sigue recibiendo un ejemplar de ese cuadernillo, ya que contiene una descripción válida de administración política. Como escribió un antiguo compañero que conocía a Anna más allá de los números: “Allí se creaban las clínicas móviles, la atención psicosocial a pacientes y la fisioterapia para mutilados de guerra”. Fue una directora administrativa que “sabía cuándo había que pedir detalles y cuándo no”, afirma Tsafrir Cohen, el director de la oficina de medico en Ramallah.

Confrontados con la inesperada muerte de Anna, esta circular se puede leer como un largo obituario, pero lo escribimos cuando estaba con vida. Se lo hicimos saber y eso es un consuelo ante el profundo pesar que nos causa su pérdida.

La circular contiene también un texto de Thomas Gebauer, con quien ella cooperó estrechamente durante mucho tiempo. Ella siempre decía con orgullo que había empezado a trabajar en medico un mes antes que él. En dicho texto, Thomas parte de la razón instrumental, como la describía Max Horkheimer, para criticar un tipo de administración que hoy en día podemos hallar en todas partes debido a la “empresarialización” del comportamiento social. En contra de la confraternización de la ayuda con el poder, hay personas como Anna “que buscan soluciones”.  Una administración humana, como la que Anna encarnaba, solo podía funcionar sobre la base de una comprensión crítica de la sociedad y la capacidad de autorreflexión.

Así era Anna.

En sus últimos años de vida, Anna tuvo que luchar repetidamente contra la enfermedad. En vez de disfrutar de su merecida jubilación tras numerosos años con semanas laborales de 60 horas, su ritmo de vida estuvo marcado por visitas cada vez más frecuentes a médicos y hospitales. Pero Anna siempre veía el vaso medio lleno. Cuando hablabas con ella, siempre se encontraba bien. “Da el sol en mi cama. Eso es bueno”, dijo poco antes de morir. Curiosamente, el jueves 30 de marzo muchos la llamaron, compañeros, amigos, familiares. Y de este modo en todos nuestros oídos reverbera aún su voz algo cansada, pero llena de su típico optimismo, con la que nos decía que dentro de poco estaría mejor. Si hay alguien a quien se ajusten las más bellas palabras de Biermann, esa es Anna. “Tú no te dejas abatir en estos duros tiempos”. Anna Huber falleció el 30 marzo en Fráncfort del Meno.

Publicado: 11. abril 2017

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